Oceanoir.

Una playa dorada al atardecer. Un acorde fresco de algas marinas y una melodiosa mezcla de cítricos dan la bienvenida a la fragancia que forma el fondo de esta pintura. En el corazón se revela un bouquet inusual de cassis, azafrán, cristales de sal y buganvilla. Poco a poco, con el cuidado que cada sueño requiere, los acentos terrosos de vetiver, la suavidad del sándalo y la cálida presencia de maderas ámbar y almizcle crean un acabado envolvente y duradero, como la huella imborrable del último rayo de sol que se apaga dulcemente en las profundidades del infinito mar.