Freakincense.

Un suave humo te rodea. Escucha el himno hablado en lenguas secretas, mientras la música te hipnotiza. Esta fragancia traza la delicada línea entre lo sagrado y lo profano. El limón, la pimienta rosa y la dulzura empolvada de la violeta abren esta fragancia intensa y poco convencional, cuyo corazón se envuelve en incienso eclesiástico, misteriosamente adornado con elemi y cashmeran. En lo profundo, un vetiver húmedo y amaderado, un intenso patchouli y la cálida sensualidad del labdanum. Todo se fusiona en una profunda sinfonía, un ritual que evoca misterio y sacralidad, dejando una huella indeleble e invitándote a rendirte a la belleza de lo intangible.